Si no damos prioridad a la decisión sobre dónde se almacenarán todos los datos al diseñar servicios y aplicaciones, existe una posibilidad muy real de que la solución implementada no dure lo que se desea.
En el corazón de la transformación digital hay una nueva moneda en la que los disruptores digitales ya están realizando transacciones: los datos.
Cada transacción digital se puede mapear, ya sean los datos comunicados entre el negocio y el cliente, o los datos que fluyen a través de un proceso interno. Esta información es la base de una nueva experiencia más rica que simplemente no fue posible en el mundo hace muy poco tiempo. Las ideas que se pueden obtener a partir de estos datos ayudan a refinar el servicio y a ofrecer un valor adicional.
Por esta razón, construir una sólida estrategia central de administración de datos es una de las decisiones más importantes que se pueden tomar. ¿Mantenemos los datos en las instalaciones o los movemos a la nube? ¿Cómo se construye para el futuro cuando la tecnología está cambiando tan rápido? ¿Se pueden mover los datos y tenerlos bajo control? ¿Deberíamos migrar las aplicaciones existentes? Estas son las preguntas que nos van a tener en vilo.
De la relación con mis clientes, el patrón que siguen los datos no estructurados está claro. Hay tres tipos de datos no estructurados:
- Datos de archivo: de fuentes tradicionales o de segunda plataforma
- Datos de objetos de web y móvil o de tercera plataforma
- Datos de streaming desde dispositivos y sensores en el mundo interconectado de IoT. Almacenar y proteger los datos de las tres fuentes es fundamental para mantener el éxito empresarial.
Como mencioné anteriormente, es poco probable que estos tres tipos de datos converjan en el corto plazo, debido a la necesidad de ajustar el rendimiento para cada caso de uso. Sin embargo, es primordial que los datos se muevan sin problemas a través de estos tres tipos de datos no estructurados para respaldar la transformación digital y simplificar la administración. Esta es una capacidad en la que estamos enfocados, ofreciendo a nuestros clientes productos clave nuestra cartera de datos no estructurados: Isilon y ECS. Recientemente ofrecimos un adelanto del Proyecto Nautilus, una nueva solución definida por software para almacenar y analizar grandes volúmenes de transmisión de datos de IoT. Cuando están diseñados para trabajar conjuntamente, los clientes pueden obtener un gran valor de la conexión de estas diferentes fuentes de datos y eliminar copias de datos, generando un ROI considerable de las inversiones de TI.
Desafortunadamente, no es tan sencillo como seleccionar un tipo de archivo y una ubicación para que ese archivo se almacene y comience a codificarse. Atrás quedaron los días en los que se pasaba la tarjeta de crédito sin más. Se debe prestar gran atención a la forma en que queremos que se traten los datos, cuánto tiempo nos serán útiles y cómo las aplicaciones los consumirán si queremos alcanzar el éxito empresarial. Para ser eficaces, las plataformas de datos deben ofrecer portabilidad y admitir una variedad de modelos de consumo con el fin de proporcionar la flexibilidad necesitamos para diseñar las experiencias digitales que pueden diferenciar nuestros servicios en el mercado.
Si invertimos en la plataforma de datos correcta, disfrutaremos de la máxima agilidad y desbloquearemos estadísticas escondidas en nuestros datos. Si por el contrario invertimos en la plataforma equivocada nos pasaremos el día integrando, administrando y eventualmente reemplazando datos.
En los próximos meses profundizaremos en estos temas y discutiremos nuestra cartera de datos no estructurados.